En sus ya clásicos trabajos a propósito de la sociedad española durante la Época Moderna,
A. Domínguez Ortiz
subrayó la importancia y necesidad de profundizar en el conocimiento de la historia de la Iglesia en general, y de los cabildos catedralicios muy particularmente como centros de poder no solo eclesiástico.
En idéntico sentido se pronunciaría años después otro gran conocedor del asunto, el profesor
A. Cortés Peña
, al llamar la atención sobre la tarea - a su juicio urgente e ineludible - de atender a este sector del clero de extraordinaria influencia para la evolución de los principales centros urbanos de la Monarquía Hispánica a lo largo de tal tiempo.
Para ello, debía superarse ante la perspectiva tradicional hasta entonces imperante en los trabajos al uso, centrados originalmente, casi de manera exclusiva, en los aspectos jurídico-administrativos de estas instituciones; y desde la década de los setenta del pasado siglo, en aquellos de índole más económica.
En efecto, los especialistas empezaron a priorizar en sus análisis el marco político, social y cultural en que se integraron los capítulos eclesiásticos y con el que inevitablemente se relacionaron, dominaron o fueron dominados: convivieron, en definitiva. No resulta, pues, que las nuevas corrientes historiográficas terminaran consolidando esta línea de investigación, de la que el presente congreso constituye un buen ejemplo.
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